martes, 11 de junio de 2013

Sindicalia III: negocios y negociaciones



Decíamos en el otro post que normalmente la culpa de que los trabajadores no asistan a esas manifas la tenía tanto la patronal como los sindicatos. Algo dije sobre la patronal. Pero para explicar la culpa de los propios sindicatos, el mejor ejemplo que se me ocurre es la negociación de un convenio colectivo.

He participado en alguna negociación. En concreto, una que duró tres años. De los cuales, el primero se empleó en acordar el reparto de cuotas de poder entre la parte sindical. Repetiré por si no ha quedado claro: un año entero decidiendo, por decirlo de una manera sencilla, cuántos votos va a tener cada sindicato y cuántos asistentes pueden ir a las reuniones (léase dietas). Esto va acompañado por una lluvia incesante de comunicados a sus trabajadores donde sólo se hablaba de lo malos que son los otros sindicatos.

Claro, el trabajador que espera su convenio colectivo para ganar cuatro euros más al año, no da crédito que el tiempo pase y sus delegados y liberados se estén dedicando a jugar al mentidero de Palacio, a poner a parir a los del sindicato de enfrente y a recordar que las elecciones están cerca, acuérdate de votarme, fíjate qué bien lo estamos haciendo.

Una vez que la parte sindical por fin se puso de acuerdo en el reparto de su poder (léase vino otro a ponerlos de acuerdo, porque casi siempre hay que recurrir a mediadores), hubo que aprobar el Reglamento Interno de la Comisión que reunía a Patronal y Sindicatos para negociar el Convenio Colectivo. Nótese que llegados a este punto, ni siquiera se ha tocado la cubierta del Convenio Colectivo. Se trata simplemente de acordar unas normas básicas para negociar. Se trata de un texto divido en artículos, como el de una ley, que generalmente no tienen más de veinte puntos. Esto llevó año y medio.

Año y medio en el que el trabajador sigue esperando los cuatro euros al año que le va a traer el nuevo Convenio Colectivo y que de nuevo es inundado por comunicados que no termina de entender: ahora ya se ha sumado la patronal a esos comunicados y por su parte, los sindicatos, siguen centrados en la contienda entre ellos.

Finalmente, medio año se dedicó a la propia negociación del Convenio Colectivo. Que básicamente no se hizo en la mesa de negociación, sino en bares y despachos privados entre el sindicato mayoritario de la Mesa y la Patronal. Las reuniones sólo cumplían el trámite de la votación y servían para hacer comunicados a los trabajadores, quienes seguían sin entender qué pasaba porque tan pronto estaban a punto de llegar a un acuerdo como las posturas se volvían “irreconciliables”.

En este medio año, de por medio se hizo algún juego teatral: manifas ficticias, dignísimos mutis por el foro en plena reunión (no se asusten, a la siguiente reunión volvían), inflamadas soflamas, llamamientos a la calma, advenimientos varios (de vez en cuando aparecía por sorpresa en la reunión el superior de los sindicalistas allí sentados para decir exactamente lo contrario de lo que estaban defendiendo sus subordinados)… Y finalmente llegaba la firma, donde todo eran abrazos y sonrisas y de la que salía una foto. Bueno, también un documento firmado y vinculante, pero sobre todo una foto.



Una cuenta simple y rápida del tiempo (dos años y medio para organizar la Mesa de Negociación frente a medio año de negociación propiamente dicha) arroja una luz medianamente clara de dónde está lo importante para los sindicatos. Que una cosa es su cuota de poder y otra muy diferente la negociación colectiva.

3 comentarios:

  1. Noooo... Los sindicatos se conforman con echarte. Una vez que estás fuera, ya no se preocupan por ti y viven en su mundo de yupi.

    Aún así, te puedes creer que no hace mucho un influyente personaje del sindicato me hizo llegar el mensaje de que "tú lo que tenías que hacer era presentar candidatura para la presidencia de tu sector". Es que me dieron ganas de llamarle, pero para saber quién le proveía el costo, porque tiene que ser espectacular.

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    1. Me lo creo. La memoria es muy corta.
      No desprecies el poder de Yupi, desprende unos efluvios que te quedas endrogao perdío.

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